
Los viejos recuerdos son eso, viejos.
Recuerdos mareados y deshechos.
Las veces que nos dieron besos
restregandonos los deseos,
los sucios meneos,
con impenetrables y altos pechos.
Los viejos recuerdos son eso, viejos.
Imborrables aún queriéndolo.
Oliendo el aliento perfecto,
con los ojos fijos en el techo,
acurrucada ella en el sofá estrecho
viendo cómo se queda sintiéndolo.
Porque los viejos recuerdos son eso, viejos.
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