
¡Queremos jugar! ¡Divertirnos!
¡Ser nosotros mismos!
!Luchar por vencer el título,
berreando gritos benignos!
Ser la partícula
que sigue su destino,
el propio dominio,
de elegir nuestro camino.
¡Gritad conmigo! :
¡Venceremos a base de estilo!
de innovar nuevo apellido
sintiendo los aires del juglar
y recorriendo el peso intuitivo.
Hablo de corretear, pensar,
dibujar qué será de donde vivo,
qué verdad es la que escribo,
analizando mi propio derribo.
Pero aunque parezca cuento
en verdad es un vago silbido,
miren, miren al cielo,
tan sólo pulula el olvido.
Ríanse de él,
que regresará desde el principio,
surgirá verde y maligno
embobandote con prejuicios.
Sentirán vergüenza, sacrificio,
de todo menos cariño.
Pensarán en presente subjuntivo
para el resto del castigo.
Aunque como cada pergamino
su punto flaco es el tiempo,
que incesante en su marcha
muestra realmente su estribo.
¡Hinquemos el diente!
¡Que no decaiga el estropicio!
Para ser un buen amante,
olvidaste ser tu mismo.
Y ahora con más fuerza...
¡Volvamos a la carga!
-pero ésta vez con más sigilo-
que no se sabe quién escucha
detrás del opaco vidrio.
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